Luisa Pérez Madriz es docente de profesión, cultora de la comunidad de Curiepe trabaja con niños y adolescentes y es miembro de la Comisión Presidencial contra todo tipo de discriminación y racismo en el Ministerio del Poder Popular para la Educación de Venezuela.
Para conocer más sobre la vida de Luisa Madriz compartimos una entrevista que le hicieron a la homenajeada y que está publicada en la web que pueden revisar a través del siguiente enlace Entrevista con Luisa Pérez Madriz.
¿Cuál es su papel en la manifestación de San Juan de Curiepe además de tejer las palmas que lleva el santo?
Yo desde hace muchísimo tiempo vengo tejiendo las palmas que tejen al bautista, desde hace como 30 años. Ahora a veces en compañía de mis hijas,aparte de eso soy la que también le prepara el altar para el día 23 cuando San Juan sale a la calle.
San Juan Bautista de Curiepe no sale a la calle sin que tenga listo su altar. Eso forma parte de lo que yo hago junto con algunas otras personas de la comunidad que me ayudan. Aparte de eso muchas veces me toca vestirlo y en estos momentos tengo también la función de ser la presidenta de la fiesta, desde hace tres años, de la Sociedad Civil San Juan de Curiepe.
Somos los que nos encargamos de que se haga la fiesta, de que se haga la misa, de que los tamboreros, tocadores y cantadores estén bien atendidos, de la comida, de todo lo que es el licor, de que la misa se haga, de que el santo salga a la calle, de los cohetes, de todo eso.
¿Cómo heredó la responsabilidad de tejer las palmas y vestir al santo?
Primero por entrépita, nadie me llamo, sino que yo siempre estuve ahí cerquita de las cosas, cómo siempre digo, yo tuve la dicha de nacer en una calle por dónde pasan todas las manifestaciones pasa el Bautista, la Cruz de Mayo, es la calle por dónde se celebra San Pascual Bailón, por donde pasan las procesiones de Semana Santa, me tocó desde que nací verlo y muchas veces ser espectador-actor, mas sin embargo, con el Bautista yo asumí ese rol porque sentía que llegó un momento aquí en Curiepe en el que estábamos muy dispersos, la gente pensaba que la fiesta se daba sola, entonces había que seguirle la huella a los que ya estaban antes que nosotros.
Yo asumí y empecé a irme a la casa del Santo, estaba ahí antes que empezara la fiesta, siempre ayudaba colocando las flores, haciendo alguna cosa, hasta que bueno empecé con ese rol de que le tejía las palmas hasta ahora que me lo dejaron, eso se gana en base a la confianza que te dan los dueños de la imagen, porque ellos tienen unos dueños de la casa en la que ellos viven, con respecto a uno entonces eso es ver como el fervor religioso o el respeto que uno le tenga hacia esa imagen. Pero, no se ni cómo empezó todo eso así, poco a poco, nadie me dijo ahora te toca. Después la gente me veía como si fuera la responsable y así me quedé.
¿Recuerda algún momento en el que usted haya creído que la participación de las personas en la manifestación ha estado muy débil?
Nosotros tuvimos una época en la que casi se nos va de las manos la fiesta, eso fue en los años setenta, ochenta. Fue muy fuerte porque tuvimos un boom, de repente comenzó a llegar muchísima gente a la festividad y nosotros no estábamos lo suficientemente preparados para esto. Después, nosotros estamos muy cerca de Caracas, comenzaron a hacer la autopista, cuándo se inició la autopista entonces dijimos nosotros tenemos que hacer algo porque esta fiesta de aquí a diez años no existe.
Al paso que iba no iba a existir porque en ese entonces predominaban las empresas cerveceras, llenaban todo el pueblo de banderines, esto era la propia rumba pues. Llegó un momento en el que se puso muy comercial y dónde todo el mundo venia a un Curiepe para gozar, un Curiepe para venir la gente a hacer lo que le daba la gana. Pensamos que eso no podía ser, cuando hablo de nosotros me refiero a un grupo de gente que todavía trabajamos entorno a esto, pensamos que tenemos un compromiso puesto que esto es un legado que nos habían dejado a nosotros nuestros antepasados y que nosotros no éramos quién para dejarlo perder. Era un acto de responsabilidad.
¿Ese fue un pensamiento que nació en todos?
No fue un pensamiento que nació en un grupo y luego lo fue llevando al colectivo. Entonces empezamos en las escuelas a repetirlo, a la gente, había muy poco acceso a los medios, pero comenzamos a colocar pancartas dónde decíamos: “Respeta lo nuestro, ponte tu traje típico, respeta nuestros cantos”.
Fíjense usted es que los cantos de tambor tienen su ritmo, su melodía , sus versos y sus respectivas respuestas. Mas sin embargo, la gente generalizó y nació el “Eah”, porque era demasiada gente y no se oía lo que se canta en la boca del tambor, todavía nosotros tenemos mucha gente que canta en la boca del tambor que es un grupo que toca y canta alrededor de la boca del tambor, y eso es una especie de resistencia. No se puede hacer mucho, pero si se puede hacer desde otro punto de vista, cimarroneando, por ejemplo, colocándole a los trípticos que se le reparte a la gente mensajes como: “Respeta, no uses este tipo de ropa, no digas groserías o vulgaridades porque rompes con nuestra alegría”, y en otros momentos más fuertes donde hemos tenido que colocarnos en la puerta de la Casa de la Cultura, a no dejar a la gente, porque como la gente cree que es turista se le deja acceso a todo.
Cómo maestra de escuela yo pensé, aquí hay unos espacios naturales que son de cada quién. Por ejemplo, las misas es un espacio de las personas mayores, de los niños, entonces llegó un momento en el que ya no había espacio para los niños en la misma fiesta. Los tropezaban, se los llevaban por el medio y pensé que ese era un espacio para los niños y comencé a pedirle a los padres y representantes que llevaran muchos niños a la misa. Y se veía hermosa la iglesia repleta de niños todos vestiditos con sus ropas típicas, así cada vez más hombres y mujeres comenzaron a vestirse con el traje típico y empezaron a notar el orgullo de ser curiepero.
Empezamos a apelar a lo que yo le digo la curiepidad: “Yo soy curiepero, Curiepe es lo mejor, nosotros somos únicos, no nos parecemos a nadie, a nosotros no nos interesa todo lo demás sino lo nuestro, porque aquí tenemos todo. Entonces la gente empezó a tener mayor fervor, que ya existía, pero se estaba dando un arrinconamiento a los ancianos y la los niños, porque la gente venía a disfrutar, a rumbear.
No es fácil, no te creas, a mi muchas veces me ha tocado hacer los trípticos que se van a entregar, y por ejemplo ahora estamos apelando otra vez a esa curiepidad. Estamos apelando porque el problema ahorita es la inseguridad, entonces ahora es otro problema, pero estamos apelando a que “esto es de nosotros, si traes a alguien a tu casa compórtate, etc.”.
Una de las cosas que siempre decimos es que habrá siempre San Juan mientras exista Curiepe y quieran los curieperos” para que les duela, otra cosa que yo les digo, porque es una psicología la que les aplico, es que por primera vez le coloco los apellidos de quienes hacen la curiepidad, entonces inmediatamente la gente se identifica. Entonces yo he ido buscando métodos. Por ejemplo ahorita estoy utilizando hasta el Facebook, para que eso se riegue inmediatamente.
¿ Cuál considera usted que vendría siendo la debilidad o fallo en la preservación/difusión de la manifestación?
Hay dos cosas que nos pueden estar haciendo mucho daño, primero la politización lamentablemente, nosotros no podemos permitir que nuestra fiesta adquiera ningún color, ninguno. Cuando te digo ninguno es nadie. Lo otro es que aquí, hay muy poca atención con respecto con lo que es la juventud y los niños.
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