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16 julio, 2013

La calidad de la educación: algunos factores determinantes según la UNESCO


Uno de los caminos teóricos de acercarnos a la idea de “Calidad Educativa” consiste en la responder a la pregunta ¿Qué factores nos acercan a ella? La siguiente es la respuesta que nos da la UNESCO

El Director General de la UNESCO, el Sr. Koïchiro Matsuura, concluyó su intervención en la sesión de clausura de la Conferencia refiriéndose en los siguientes términos a lo que debe ser en nuestra época una educación de calidad: “Ayudar a los jóvenes a adquirir las actitudes y competencias de lo que podríamos llamar una ‘mentalidad democrática’. Esta mentalidad, en la que tienen cabida valores estables y perdurables como la tolerancia, la solidaridad, la mutua comprensión y el respeto de los derechos humanos (…), tiene que ser flexible, adaptable y capaz no sólo de analizar y entender diferentes puntos de vista, sino también de construir y reconstruir una perspectiva coherente. Un modo de pensar semejante no puede emanar de enfoques tradicionales centrados en contenidos académicos y métodos pedagógicos rígidos.”

Parece existir suficiente consenso acerca de los factores asociados a la calidad de la educación. A partir de los resultados de los debates y de las propuestas planteadas durante la Conferencia quisiéramos ahora compartir una serie de reflexiones que tratan de ir más allá de las conclusiones de la CIE, también teniendo en cuenta los resultados de los trabajos y estudios que la Oficina Internacional de Educación ha llevado a cabo en el curso de los últimos años.

En términos generales, se podría proponer que una educación de calidad para todos los jóvenes en el siglo XXI debe ser diferente a la del siglo XX y atender a la vez a la formación emocional, racional y práctica. Una educación que forme personas capaces de comprender el mundo y gestar sus proyectos, aprovechando las oportunidades y luchando contra las tendencias menos deseables del escenario de comienzos del siglo XXI.

Entre los varios factores que inciden en la construcción de una educación de calidad para todos, hemos seleccionado los siguientes.

Entre los varios factores que inciden en la construcción de una educación de calidad para todos, hemos seleccionado los siguientes.

i) Una educación de calidad para todos requiere que se ponga el foco en la pertinencia personal y social. “Aprender lo que se necesita en el momento oportuno y en felicidad” es una propuesta muy vasta y que puede ser muy difícil de definir en forma operacional, pero tiene la ventaja de obligar a una interpretación humana de la racionalización técnica de la calidad de la educación de acuerdo a la cual una educación de calidad es “pertinente, eficaz y eficiente”. Muchas veces cuando se discute acerca de la calidad de la educación se discute sólo acerca de su eficacia. En consecuencia los factores que se presentan como factores de calidad de la educación suelen ser sólo factores de eficacia. En esos casos, cuando se trata de definir si una educación es de calidad se definen indicadores de rendimiento en los logros de los aprendizajes que los establecimientos educativos propusieron que aprendieran los niños o los jóvenes.

Para saber si la educación actual es una educación de calidad para todos es necesario saber si es pertinente para las personas, tanto desde el punto de vista objetivo como subjetivo, es decir si le permite construir un sentido profundo y valioso del bienestar y acceder a ese bienestar mientras están en las escuelas y cuando salen de ellas.

ii) Otro factor de calidad de la educación es la tensión creativa entre la convicción, la estima y la autoestima de las sociedades y de las dirigencias políticas y de las administraciones en el valor de la educación. Como se ha dicho precedentemente, los países que han tenido los mejores resultados en los programas internacionales de evaluación son aquellos que valoran altamente la educación y estiman a sus maestras y profesores. La otra cara de la moneda de la dinámica entre los docentes y la sociedad es su fortaleza ética y profesional. El círculo virtuoso en la relación entre los docentes y la sociedad es la configuración de valores de los docentes y su competencia para elegir las estrategias más adecuadas en los momentos oportunos.

iii) La formación inicial de los profesores sigue estando fuertemente organizada en torno a la transmisión de contenidos que en el marco de las actuales condiciones de desarrollo se desactualizan cada vez más rápido. En muchos países del mundo esta tendencia incluso se reforzó con el desplazamiento de la formación docente hacia el nivel superior o universitario. Los aspectos emocionales y prácticos de la formación se debilitaron cada vez más.

Sin embargo hay muchos maestros y profesoras que logran enseñar bien en condiciones de adversidad. Las claves son dos: su profesionalismo y su fortaleza ética. Dicho en otros términos, además de valorarse a sí mismos y de sentirse valorados por la sociedad – o de ubicarse más allá de la necesidad de valoración social – tienen los valores de paz y justicia incorporados a su propia constelación moral y poseen recursos para obtener resultados en sus alumnos. Desean y saben relacionarse con el contexto del que provienen sus alumnos y con ellos en tanto que personas. Desean y saben seleccionar estrategias didácticas y materiales de aprendizaje y generar experiencias productivas, creativas y agradables. Se posicionan como modelos de vida, sin sobreactuaciones.

iv) En prácticamente todas las investigaciones educativas sobre la calidad de la educación se constata que las características del ejercicio del rol directivo y, de modo más específico, las de los directores y directoras de escuelas, presentan una importante correlación con la posibilidad de gestar instituciones apropiadas para promover aprendizajes de calidad. Las instituciones educativas parecen ser representadas a menudo por los directivos y supervisores por un lado, y por los estudiantes, por el otro; como importantes para cumplir funciones que pueden cumplir otras instituciones. Pero sólo las instituciones educativas conducidas por directores y por supervisores que identifican la función cognitiva como responsabilidad específica de la escuela, pero que asocian también esa función específica a una función formativa global y que tienen la capacidad de promover vínculos de todo tipo con el entorno logran promover una educación de calidad. Esos directores y supervisores consiguen promover el trabajo en equipo al interior de las instituciones educativas y del sistema y las alianzas con las comunidades, las familias, las empresas y los medios de comunicación.

v) Por otro lado, las investigaciones que existen sobre el funcionamiento de la educación indican que las escuelas que logran construir una educación de calidad son escuelas en las cuales los adultos trabajan juntos; y que este trabajo conjunto se promueve más y mejor cuando también el sistema educativo como tal trabaja de manera cooperativa. Las experiencias de desarrollo curricular compartido entre docentes de diferentes establecimientos, de reunión periódica de directores, de realización y devolución y diálogo sobre los resultados de los operativos de evaluación a los establecimientos educativos y otra serie de ejemplos similares son también elocuentes. En síntesis: trabajar en equipo a todos o a cualquiera de los niveles posibles es – sin duda – un factor clave en el proceso de logro de una educación de calidad.

vi) El currículo en tanto documento que orienta el contrato entre las escuelas, las sociedades y el Estado y en tanto orientaciones incorporadas por los profesores es otro factor relevante para definir la pertinencia de la educación, en particular a través de tres aspectos, que podrían denominarse sus básicos estructurales, disciplinares y cotidianos.

Los básicos curriculares estructurales hacen referencias a ciertas disposiciones político-administrativas que son condiciones imprescindibles, aunque no suficientes, para alcanzar la calidad de la educación necesaria en el siglo XXI: por ejemplo, una determinada cantidad de horas de enseñanza por año. Si no existe una combinación adecuada entre horas asignadas a ciertos contenidos claves tales como la enseñanza de la lengua y de las matemáticas, con otras sujetas a la libre disposición de los centros educativos para atender a las características de la diversidad de los alumnos, las escuelas no van a poder enfrentar el ingreso de poblaciones nuevas, que requieren otro tipo de prácticas pedagógicas.

Los básicos disciplinares tienen que ver con la orientación en cada una de las disciplinas. La educación es de calidad cuando cada disciplina tiene un foco claro y pertinente. En lengua ese foco es la comunicación y la metacognición. En formación ética y ciudadana y en religión es cultivar la dignidad, la diversidad y la solidaridad. En tecnología se avanza cuando se propone aprender a utilizar para innovar y en ciencias naturales cuando se logra comprender para conservar y convivir con la naturaleza a través del desarrollo sostenible.

Entre los básicos cotidianos de los espacios que logran una educación de calidad para todos figuran desafíos cognitivos o mentales, prácticos y emocionales. Todos los niños y niñas de todos los centros educativos del mundo debieran todas las semanas identificar y jerarquizar conceptos, ideas e información; analizar y argumentar a favor y en contra de ellas; buscar evidencias para refutarlas o apoyarlas; presentar las ideas propias y ajenas usando evidencias; negociar conflictos y hacer “cosas”.

vii) No hay calidad educativa sin un entorno rico en materiales que puedan ser utilizados como materiales de aprendizaje. Pero la riqueza en los materiales no es una garantía en el proceso de producción de calidad educativa. La calidad de esos materiales y las características de su uso a través de la dinamización por parte del docente profesional y éticamente comprometido son tanto o más importante que su existencia. Esto indica, también, que la cuestión de las inversiones educativas merece un comentario especial. ¿Alcanzaría con multiplicar el presupuesto educativo de un país por veinte para obtener una educación de calidad para todos?

¿Sería suficiente con multiplicar el salario de los maestros y profesores por cinco para lograr un salto hacia delante en la calidad de la educación para todos? Depende de las circunstancias, de los factores precedentes y de dos que resta por mencionar.

viii) La mejor dotación de recursos para el aprendizaje es inútil si no existen buenas didácticas y si esas buenas didácticas no son variadas y no están al alcance de los profesores. La calidad de la educación se construye mejor cuando hay más cercanía entre los productores y los utilizadores de las didácticas, porque eso les permite a esas didácticas estar más cerca de su propia pertinencia: es decir, ser más apropiadas. Pero además también se construye mejor cuando se acepta que diversos caminos pueden conducir al aprendizaje con sentido y en bienestar; precisamente porque los niños y los jóvenes son diversos y diversos son también los profesores y los contextos.

ix) Finalmente, no cabe duda que existen ciertos “mínimos materiales” por debajo de los cuáles es muy difícil construir calidad educativa para todos, por ejemplo que los salarios de los profesores sean dignos y que el equipamiento esté disponible. La existencia de mínimos materiales y de incentivos al desarrollo de los contextos y de los maestros y poblaciones escolares debe ser considerada como una condición indispensable, pero no suficiente para el mejoramiento de la calidad de la educación.

A manera de conclusión, podemos afirmar que la reciente reunión de la Conferencia Internacional de Educación ha sido una ocasión muy importante en el camino hacia la construcción de una educación de calidad para todos. La transformación de las propuestas resultantes de la Conferencia en acciones concretas y resultados positivos depende en buena medida de las posibilidades existentes en cuanto a su implementación. Para que los planes formulados y las expectativas construidas a partir de los mismos no resulten en mera utopía, hay que analizar cuál es el margen de acción de que disponen los países para la aplicación de las propuestas.

Algunos comparten visiones pesimistas ante a las posibilidades de convertir las prioridades establecidas en hechos concretos. Su principal argumento se refiere a las constantes y crecientes crisis económico-financieras y a la falta de recursos.

Por otro lado, otros prefieren creer que el futuro se construye ahora y que las buenas prácticas presentadas en la Conferencia pueden servir no sólo como ejemplo y fuente de inspiración, sino también como la prueba de que sí es posible empezar a construir una educación de calidad para todos.

Nosotros compartimos la segunda visión y esperamos que la creencia en la posibilidad de construir un mundo en el que todos los jóvenes tengan acceso a una educación de calidad se convierta en compromiso y dedicación a esta causa.

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