Sergio Foghin-Pillin
Estamos a comienzos de la Semana Santa
de 2016. El noreste de Caracas, así como el eje Guatire-Guarenas y otras
comarcas del estado Miranda y de Venezuela, se ven envueltas en una espesa
bruma, producida sobre todo por el humo de los incendios forestales que, tras
largos meses de sequía, comienzan a hacer estragos en extensas áreas de sabanas
y de bosques de la región caraqueña. El fenómeno de la bruma -o calina-, es
recurrente durante la temporada seca anual, pero, como es natural, se
incrementa en los años más secos, condiciones que generalmente van asociadas a
la presencia del fenómeno conocido como El Niño, el cual, en esta oportunidad,
se encuentra activo aproximadamente desde abril de 2015 hasta el presente,
aunque por esta fecha presenta signos de extinción, según muestran las
observaciones oceanográficas y meteorológicas.