La inseguridad que reina en el país está transformando las actividades académicas de muchas instituciones donde estudiar de noche era un opción para desarrollarse profesionalmente. Tomando en cuenta que la cantidad de personas que han sido víctimas del hampa crece día tras día, los propios estudiantes son quienes han buscando reajustar horarios de clases en algunos casos, mientras que en otros son las instituciones quienes se han visto obligados a reestructurar las ofertas académicas para evitar que sus estudiantes estén hasta tarde en las aulas de clases.
Todo esto apunta a una nueva realidad de instituciones y estudiantes, los días siguen transcurriendo y las cifras de víctimas dentro y al rededor de las instituciones educativas siguen creciendo, solo el tiempo determinará cuál será el futuro de esta situación, mientras tanto las comunidades universitarias continúan en la incertidumbre y en la zozobra impuesta por quienes se han dedicado a delinquir.
No solo los estudiantes están siendo afectados, también los docentes, administrativos y obreros han sido víctimas de estos individuos, porque el hampa no distingue al momento de perpetrar sus actividades hamponiles.
Publicado el 5 febrero, 8:15 am
Estudiantes universitarios toman sus propias medidas de seguridad reajustando sus horarios de clase
“¿Cuántos más tenemos que ser?”, se leía en una de las pancartas enarboladas por los estudiantes de la Universidad Metropolitana que este martes trancaron el Distribuidor Metropolitano en protesta por la inseguridad.
La manifestación se suma a acciones similares ocurridas en los últimos días.
Hasta el semestre pasado, en la Universidad Central de Venezuela (UCV), sólo dos profesores de Comunicación Social se “atrevían” a dar clases hasta las 10 de la noche. Docentes de otras facultades también cumplían ese horario. Pero debido a robos y atracos, a las 8 de la noche se cierran las aulas. Desde las 7 pm los vigilantes apuran a la gente para que abandone las instalaciones. Esta medida se repite en otras casas de estudio.
En el Centro Internacional de Actualización Profesional de la Universidad Católica Andrés Bello, ubicado en La Castellana, cambiaron las horas de clases. En un comunicado publicado a principios de mes explican: “Ante la preocupante situación de inseguridad que padecemos, agravada por una impunidad casi absoluta que facilita la libre acción del hampa a lo largo y ancho del territorio nacional, hemos tomado la decisión de modificar el horario nocturno de clases del Ciap-Ucab”.
Tradicionalmente, las cuatro horas académicas se cubrían en turnos de 5:30 de la tarde a 9:30 de la noche para cerrar la institución a las 10 de la noche, aproximadamente. Pero, a partir del 3 de febrero, las clases durarán hasta las 8:15 de la noche, y “la sede será cerrada a las 8:30 pm sin excepción”.
Los cursos de gerencia estratégica de proyectos que se imparten en la Universidad Monteávila eran los días de semana y las clases duraban hasta las 9:30 de la noche. Por petición de algunos alumnos se cambió el orden y ahora verán la asignatura los fines de semana.
Luego de que apuñalearan al residente del Hospital Pérez Carreño, Kevin Campos, para robarlo el 24 de enero pasado, el tema de la inseguridad fue retomado como una de las principales exigencias por parte de los estudiantes de Medicina de la Universidad Central de Venezuela.
El director de Postgrado de esta carrera en la UCV, Luis Gaslonde, señaló que en el caso de los residentes no solo tienen limitaciones en la noche, sino también en la madrugada, cuando los estudiantes llegan a las 4:30 o 5:00 de la mañana para preparar a los pacientes que son generalmente intervenidos quirúrgicamente en la mañana.
A esa hora no hay vigilancia en los centros asistenciales donde hacen sus prácticas. Por lo tanto, estudian modificar algunos de los horarios establecidos.
Como consecuencia de que una de las aulas de la Universidad Santa María fue asaltada por dos delincuentes el 23 de enero, estudiantes y profesores decidieron tomar medidas como cambiarse del salón del piso 5, generalmente solo, para un aula en un piso de abajo que se encuentra más concurrido, y salir acompañados y en grupo.
A Jesús Gutiérrez, estudiante de Comunicación Social, lo asaltaron en las camionetas que cubren exclusivamente la ruta El Marqués-Santa María. “La universidad tiene muchos problemas, pero el más urgente de atender es el de la inseguridad”, afirma. Para él no es suficiente que el requisito único para abordar el transporte sea la presentación del carnet.
En el Instituto Universitario de Mercadotecnia también asaltaron a un salón entero. Como medida paliativa colocaron una alcabala de la GN en la puerta. Sin embargo, los estudiantes protestaron. Esperan una respuesta contundente para sentirse seguros.
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