Además de requerir un mínimo de formación inicial para el alumnado, nos encontramos con las reticencias de estudiantes que no quieren meterse en más redes sociales o darse de alta en otros servicios. Alumnos saturados de Facebook, Whatsapp u otras aplicaciones de moda. Y, lo cierto, es que cuesta enganchar a los alumnos en su uso.
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