En el presente año la UPEL, así como el resto de las universidades nacionales, deberá atender sus funciones de docencia, investigación y extensión con recursos limitados, en virtud de que por cuarto año consecutivo el Ejecutivo Nacional le asignó un presupuesto deficitario. En tal sentido, el rector López Sayago afirmó que en el 2011 los problemas se van a agudizar porque el presupuesto que se asigna por la Ley del aporte fiscal a la UPEL es de 752 millones 961 mil 540 BsF, el ingreso propio que tiene previsto la UPEL es de 46 millones 60 mil 357 BsF, en total la Universidad cuenta con 808 millones 371 mil 101 BsF.
“Si revisamos ese presupuesto y lo contrastamos con lo que necesita la UPEL, hay un déficit de más del 40% y de ese monto que tenemos para este ejercicio fiscal, el 96,4% se destinará a pago del personal. Las providencias estudiantiles se respetan en un 97%, entonces para gastos de funcionamiento y proyectos queda menos del 1% del presupuesto, eso genera una gran dificultad para acometer los planes que tenemos que desarrollar y dificulta mantener los estándares de productividad en investigación, en docencia, extensión, en producción del conocimiento”, explicó López Sayago.
Ante este panorama, la UPEL presentará otro año más a los entes gubernamentales las insuficiencias que genera el presupuesto, aunque en el 2010 la experiencia mostró que las insuficiencias presentadas durante ese ejercicio fiscal fueron certificadas, pero no canceladas en su totalidad. “Eso presagia para este año 2011 problemas de retardo en el desembolso, sobre todo después del mes de junio, porque las insuficiencias se declaran después de ese mes. Nosotros esperamos que este año se tenga un poco más de celeridad en su reconocimiento y pago, porque de lo contrario va a ser cuesta arriba llevar a delante nuestras actividades en las condiciones que todos quisiéramos que se dieran”, apuntó el Rector de la UPEL.
No obstante el escenario poco promisorio, la autoridad upelista confía en que en algún momento a las universidades se les asigne un presupuesto en consonancia con sus niveles de productividad, su matrícula y con la misión que desarrollan en la formación de profesionales. Al respecto, recuerda que a principios del año anterior el doctor Antonio Castejón, para entonces presidente de la OPSU, planteó la posibilidad de que se establecieran unos criterios generales para la asignación presupuestaria, pero nada se concretó. “Eso es lo que nosotros realmente queremos, que la entrega de los recursos esté íntimamente vinculada con las necesidades reales de las universidades, con los indicadores de productividad y con la matrícula, en definitiva que se tomen en cuanta los indicadores de gestión que las universidades tenemos”, sostiene.
Sobre estos indicadores reflexiona el doctor López Sayago: “En el año 2010 la UPEL logró ser reconocida como una universidad experimental consolidada en el plano de la investigación: de las 10 revistas clasificadas por el Fonacit, en el área de Humanidades, las publicaciones de la UPEL se ubican en los puestos 1, 2, 6, 11 y 23. Esto significa que hay una alta productividad en materia de investigación educativa en la Universidad y el propósito nuestro es la fortalecer esa labor y, por supuesto, incrementar el producto investigativo y el producto del conocimiento a través del trabajo conjunto de los tres grandes programas que tenemos de docencia, investigación y extensión. De igual manera, tenemos una matrícula que es de aproximadamente 109 mil estudiantes a nivel nacional, lo cual le da a la Universidad un marco privilegiado a la hora de exigir recursos para su funcionamiento y para el desarrollo de sus programas”.
“Si revisamos ese presupuesto y lo contrastamos con lo que necesita la UPEL, hay un déficit de más del 40% y de ese monto que tenemos para este ejercicio fiscal, el 96,4% se destinará a pago del personal. Las providencias estudiantiles se respetan en un 97%, entonces para gastos de funcionamiento y proyectos queda menos del 1% del presupuesto, eso genera una gran dificultad para acometer los planes que tenemos que desarrollar y dificulta mantener los estándares de productividad en investigación, en docencia, extensión, en producción del conocimiento”, explicó López Sayago.
Ante este panorama, la UPEL presentará otro año más a los entes gubernamentales las insuficiencias que genera el presupuesto, aunque en el 2010 la experiencia mostró que las insuficiencias presentadas durante ese ejercicio fiscal fueron certificadas, pero no canceladas en su totalidad. “Eso presagia para este año 2011 problemas de retardo en el desembolso, sobre todo después del mes de junio, porque las insuficiencias se declaran después de ese mes. Nosotros esperamos que este año se tenga un poco más de celeridad en su reconocimiento y pago, porque de lo contrario va a ser cuesta arriba llevar a delante nuestras actividades en las condiciones que todos quisiéramos que se dieran”, apuntó el Rector de la UPEL.
No obstante el escenario poco promisorio, la autoridad upelista confía en que en algún momento a las universidades se les asigne un presupuesto en consonancia con sus niveles de productividad, su matrícula y con la misión que desarrollan en la formación de profesionales. Al respecto, recuerda que a principios del año anterior el doctor Antonio Castejón, para entonces presidente de la OPSU, planteó la posibilidad de que se establecieran unos criterios generales para la asignación presupuestaria, pero nada se concretó. “Eso es lo que nosotros realmente queremos, que la entrega de los recursos esté íntimamente vinculada con las necesidades reales de las universidades, con los indicadores de productividad y con la matrícula, en definitiva que se tomen en cuanta los indicadores de gestión que las universidades tenemos”, sostiene.
Sobre estos indicadores reflexiona el doctor López Sayago: “En el año 2010 la UPEL logró ser reconocida como una universidad experimental consolidada en el plano de la investigación: de las 10 revistas clasificadas por el Fonacit, en el área de Humanidades, las publicaciones de la UPEL se ubican en los puestos 1, 2, 6, 11 y 23. Esto significa que hay una alta productividad en materia de investigación educativa en la Universidad y el propósito nuestro es la fortalecer esa labor y, por supuesto, incrementar el producto investigativo y el producto del conocimiento a través del trabajo conjunto de los tres grandes programas que tenemos de docencia, investigación y extensión. De igual manera, tenemos una matrícula que es de aproximadamente 109 mil estudiantes a nivel nacional, lo cual le da a la Universidad un marco privilegiado a la hora de exigir recursos para su funcionamiento y para el desarrollo de sus programas”.
Angley Vivas
Sede Rectoral
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